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    • La guía rápida sobre habilidades fundamentales para rastrear activos

      Phill Jones, antiguo Senior Investigation and Asset Recovery Specialist, Basel Institute on Governance

      También disponible en: English, Français, Português

      La recuperación de los activos ilícitos de los delincuentes (es decir, el decomiso de bienes, automóviles, yates, dinero en efectivo y otros fondos obtenidos mediante la corrupción u otros delitos adquisitivos) es un tema muy importante en la aplicación de la ley. La recuperación de activos sirve para disuadir a los delincuentes y enviarle un mensaje claro al público de que nuestro objetivo es detectar casos de riqueza ilícita para devolver esos activos al tesoro público, entre otros beneficios.

      Existe un amplio debate y muchas publicaciones sobre cómo recuperar la riqueza obtenida ilegalmente a través de un proceso en el sistema judicial, pero no se le presta suficiente atención al tema de cómo encontrar los activos en primer lugar. 

      A diferencia del proceso de recuperación, el rastreo de activos no tiene una estructura establecida. Los investigadores están en libertad de emplear todo su talento e imaginación, siempre y cuando utilicen tácticas y técnicas legales en su jurisdicción. 

      Sin embargo, en nuestro afán de ser innovadores y modernos, no debemos pasar por alto algunas habilidades investigativas fundamentales que nos ayudarán a rastrear incluso los activos mejor escondidos. Esta guía rápida analiza algunas de estas habilidades y explica por qué es importante tenerlas en cuenta.

      Inteligencia: la clave para acceder a la información

      A menudo, la información básica para rastrear activos proviene de “fuentes cerradas” como registros corporativos, registros catastrales, secretarías de tránsito y movilidad, y agencias de referencia crediticia. Se les llama “cerradas” porque las bases de datos que contienen este tipo de información (si es que existen) están restringidas por leyes de protección de datos. 

      Para obtener acceso, se necesita de inteligencia específica que sugiera que una base de datos determinada contiene datos relacionados con nuestro tema de interés. Solicitar acceso a datos sin inteligencia específica se denomina comúnmente como “tanteo de terreno”. Por ejemplo: si no tenemos información que sugiera que el sospechoso viajó al extranjero o cruzó una frontera nacional, entonces no tenemos justificación para acceder a la información en poder de los servicios de inmigración o control fronterizo. 

      Por lo tanto, rastrear activos no se trata solo de encontrarlos, sino de encontrar información que pueda permitir el acceso a estas fuentes cerradas y conducirnos a otros activos que puedan estar mejor escondidos. 

      En las jurisdicciones donde no existen estas fuentes cerradas, aún necesitamos de la información básica para rastrear los activos.

      ¿Los datos digitales son la clave?

      Hoy en día, es común que los investigadores descarguen datos de teléfonos móviles y copien (“clonen”) los discos duros de las computadoras. Muchos también buscan fotografías y pistas en sitios web de fuente abierta y plataformas de redes sociales para comprender mejor el estilo de vida y los activos del sospechoso.

      Y todo esto está bien. Es sorprendente que incluso los delincuentes más inteligentes se suelan delatar al publicar fotos suyas en Facebook o Instagram, pero un investigador persistente no se detendrá en la búsqueda digital.

      Búsquedas: ir un paso más allá

      No lo puedo culpar si cree que el propósito de allanar la propiedad de un sospechoso es ubicar activos como joyas, automóviles, información de cuentas bancarias, etc. y, de ser necesario, incautar o confiscar los bienes para reducir el riesgo de que desaparezcan. Pero un investigador también debe emplear sus mejores habilidades detectivescas y considerar la búsqueda como una puerta de entrada para obtener información que nos conduzca a las adquisiciones menos evidentes.

      ¿Qué clase de información? Por ejemplo: una persona que use Bitcoins debe recordar una “clave privada” que consiste en un código de acceso de 64 dígitos; si esa persona usa una billetera más sofisticada, entonces la clave se compone de las 12 o 24 palabras utilizadas para generar la billetera. Cualquier persona sensata escribirá estos códigos y los guardará en un lugar seguro, como su casa, su oficina o su teléfono móvil. 

      En los allanamientos, las llaves de los automóviles a menudo se pasan por alto, a menos de que abran un Lamborghini nuevo estacionado afuera. Es cierto que las llaves de un viejo trasto oxidado de hace 20 años tal vez no sean de interés como activo, pero ¿qué hay adentro? Quizás haya dinero en efectivo, documentos bancarios e incluso recibos que no solo nos permitan conocer el estilo de vida y los gastos del sospechoso, sino que además lo ubiquen en un lugar en particular en un momento determinado. 

      Otras llaves pueden revelar la existencia de más propiedades o depósitos que también se deben encontrar y allanar por la misma razón.

      Volver a interrogar a los testigos y sospechosos

      Muchas jurisdicciones recuperan activos a través de una audiencia civil después de una condena penal. Pueden transcurrir varios meses entre una audiencia y otra. Esto brinda la oportunidad para volver a interrogar a los testigos, sin correr el riesgo de interferir con el caso de enjuiciamiento penal.

      El propósito principal al interrogar testigos es obtener evidencia del delito, pero también pueden tener conocimientos valiosos del estilo de vida y los activos del sospechoso. Si no comprenden (o comprenden muy poco) el proceso de recuperación de activos, pueden llegar a creer que estos conocimientos son irrelevantes. Un buen investigador financiero les hará las preguntas correctas para obtener la información.

      Los testigos no son los únicos que pueden proporcionar información útil durante esta oportunidad; también pueden hacerlo las mismas personas condenadas. Muchos quieren comenzar desde cero, y revelarán la existencia de activos por temor a que reabran el caso si más adelante se encuentran activos ocultos. Interrogar a las personas condenadas, o incluso escribirles una carta, podría rendir frutos.

      Comunicarse ampliamente

      Una última habilidad que se suele olvidar es la de la comunicación. Fuera de los límites del ordenamiento jurídico, no existe ninguna restricción para que una persona hable con otra en cualquier momento. 

      Los investigadores deben levantarse de sus asientos y crear conexiones fuera de su área de operaciones, ya sea socializando en el gimnasio, en un club o el lugar de trabajo. Quizá tengan suerte si se ponen a disposición de posibles denunciantes, informantes o testigos, o incluso si toman medidas para identificar a esas personas. 

      Vale la pena recordar que siempre hay alguien que conoce a otra persona, que a su vez conoce a otra, que asimismo sabe algo... y que ese algo podría ser la clave para rastrear con éxito la riqueza escondida de un delincuente. 

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